Actividades con el Profesor D. Elías Manuel Capríles Arias en varias ciudades de España.

copyright:  Theserin Sherpa

copyright:  Theserin Sherpa

[..] RIGPA (TIB. rigpa). 
Esta palabra, que habitualmente significa «saber» o «inteligencia» en tibetano (SC. vidyá), tiene un sentido muy específico en el Dzogchen. Designa el modo de ser original (TIB. gdod-ma’i gnas- lugs), la naturaleza de buddha presente en cada uno de los seres. 
En especial, hay que tener cuidado en distin­guir rigpa del espíritu ordinario (TIB. sems).
El espíritu ordinario, que incluye las ocho concien­cias, es el espíritu dualista confuso y agitado, juguete de la ilusión y productor de confusión. 
Se halla forma­do por una trama de impulsos momentáneos de pensa­mientos y de pasiones, y su naturaleza es vacua. 
Descu­brir la naturaleza del espíritu (TIB. sems-nyid) es descubrir su vacuidad, su ausencia de ser en sí. Pero en el transcurso de la disolución del espíritu ordinario, en­tre dos pensamientos, se manifiesta una presencia vacía y luminosa, sin objeto, que trasciende todo cuanto per­tenece al dominio del pensamiento. 
Rigpa designa esta Base primordial, que no está compuesta y que es, a la vez, vacuidad y luminosidad.
De ella se dice que resulta difícil de descubrir por­que está demasiado cerca de nosotros, porque es dema­siado simple, porque está más allá de la aprehensión del espíritu ordinario y porque resulta demasiado pro­funda. 
El maestro, a través de los medios apropiados, permite al estudiante experimentarla directamente, en la presentación de rigpa (TIB. rig-pa'i ngo-sprod). 
En­tre los sinónimos de rigpa, citemos «sabiduría nacida de sí misma» (TIB. rang-byung ye-shes), «estado natu­ral» o «modo de ser original» (TIB. gdod-ma’i gnas- lugs), «bodhicitta» (TIB. byang-chub sems) en el Sem- de y «conciencia de lo ordinario» (TIB. tha-mal-gyi shes-pa) en la Mahamudráde los kagyüpa.
Véase Dzogchen, Semde, Men ngak de, Mahamudra [..]
 
[..] AVIDYÁ (SC.) 
IPAI . avijiTi. TIB. marigpa. CH. wu- ming. yuchi. chi. JAP. mumyó]. 
«Ignorancia», «desconocimiento», «nesciencia». 
Origen de todos los males de la existencia en el samsara. 
Para todas las escuelas, la ignorancia es el veneno-raíz del espíritu, la pasión fundamental que se encuentra en el origen del resto, la instancia que toma la ilusión por la realidad. 
Es el pri­mer eslabón de los doce lazos de la producción condi­cionada y. en ese sentido, constituye la causa de la ocurrencia de los seres en la existencia condicionada.

LA IGNORANCIA EN LAS ESCUELAS HÍNAYÁNA.
En las escuelas del Hmayana y del Theravada. 
la ignorancia se define como la ignorancia de las cuatro nobles verda­des. 
de las tres marcas de la existencia, de la produc­ción condicionada y del karma. 
Ella es lo que nos impi­de conocer las causas del sufrimiento y 
adoptar los medios justos para liberarse de él. 
Es el último de los diez lazos o trabas (SC. samyojana) que encadenan a los seres al samsára. y sólo se corta definitivamente en el momento en que alguien se convierte en arhat. 
En las escuelas filosóficas Vaibhasika y Sautrantika, la igno­rancia es lo que mantiene la aparante cohesión del mundo y del yo individual, que de esa forma nos pare­cen permanentes. 
Nos impide tomar conciencia del ca­rácter compuesto de los fenómenos físicos y mentales, que en realidad son. según estas escuelas, reductibles en última instancia a los átomos y a los instantes indivi­sibles de conciencia.

LA IGNORANCIA EN EL MAHÁYÁNA.
En el Mahayana. la ignorancia resulta específicamente responsable de la incomprensión de la vacuidad de los fenómenos. 
El Cittamatra la hace responsable de la visión dualista que consiste en considerar los objetos de la conciencia como exteriores a ella misma, cuando en verdad son in­separables. 
El Mádhyamika considera que la ignorancia se encuentra en el origen de la confusión de los seres que toman la realidad convencional por la realidad ab­soluta. 
En esas dos escuelas filosóficas, cabe distinguir dos componentes en la ignorancia: la ignorancia innata (TIB. lhan-cig skyes-pa'i ma-rig-pa), que impide a los seres comprender la verdadera naturaleza de los fenó­menos. y la ignorancia imaginativa o conceptual (TIB. kun-brtags ma-rig-pa), que consiste en construir una realidad ilusoria a partir de esta incomprensión de la realidad absoluta.

LAS TRES IGNORANCIAS SEGÚN EL DZOGCHEN.
En el Dzogchen de la escuela Nyingmapa, se habla de tres ig­norancias a propósito del proceso de extravío que con­duce al samsára. Estas tres ignorancias dan cuenta del  desarrollo de la ilusión a partir de una interpretación errónea de la expresión de la Base primordial. 
La pri­mera es «la ignorancia de naturaleza idéntica a su cau­sa» 
(TIB. rgyu bdag-nyid gcig-pa'i ma-rig-pa). que se manifiesta en el momento mismo de la irradiación de las cinco sabidurías surgidas de la Base. 
Se expresa como una duda sutil en cuanto a la naturaleza de esa irradiación. En un segundo momento, se manifiesta la ignorancia innata (TIB. Ihan-cig skyes-pa'i ma-rig-pa). que no reconoce la irradiación como una expresión de la Base, sino que la toma por un objeto exterior. 
En este estadio se produce la escisión dualista entre un su­jeto observador y un objeto observado. En un tercer momento, surge la ignorancia imaginativa (TIB. kun- brtags ma-rig-pa), 
que etiqueta los objetos percibidos «exteriormente» y sobre impone la idea de un «yo» a la conciencia, que se toma por sujeto. 
El hundimiento en la ilusión y en la dualidad queda sellado por la activi­dad de esa tercera ignorancia, que construye la impre­sión engañosa de una realidad externa.
Véase interdependencia, pasiones. Dzogchen. Men ngak de [..] 54 y 398

[..] Existen, evidentemente, 
muchas áreas no resueltas o inconclusas del significa­do de la dakini, 
que han de ser elaboradas en estudios futuros. 
Si la dakini es un principio femenino
el budismo tántrico se basa igualmente en un principio masculino oculto
 que necesita más exploración. 
El heruka, o bebedor de sangre (trag-thung),
 es el ejemplo perfecto del principio masculino de energía y 
medios hábiles, que permite las situaciones, 
haciéndolas más creativas. 
El yidam airado bebe de la sangre del egoísmo, 
la confusión y la duda, y 
libera de los impedimentos a la manifestación total. 
El es el poderoso consorte de la dakini de sabiduría y ambos, 
unidos en gozosa unión, representan todas las posibilidades del desper­tar. 
Las cualidades del heruka despiertan a 
la dakini en todas sus manifestaciones. 
En el intento de mantener la esencia de las cualidades de la dakini,
 un estudio como éste no podría concluir 
sin expresar el intenso deseo por que 
se haga también una elaboración completa del heruka.
Aun así, la oposición sexual de la dakini y 
del heruka presenta otras cuestiones persistentes. 
En nuestras críticas a los modelos junguianos y
 feministas que inter­pretan la tradición de la dakini,
el tema más importante era la excesiva dependencia 
en la oposición sexual de la dakini respecto al practicante. 
Nos preguntábamos si el género femenino y 
la forma sexual de la dakini sugieren que sea relevante únicamente
 para el practicante masculino, 
y determinamos que ella era relevan­te
 tanto para el practicante masculino como para el femenino,
 aunque de mane­ras ligeramente distintas.
 Esta pregunta vuelve a nosotros en este punto de forma algo distinta. 
¿Acaso el par yab-yum "padre-madre" que empareja al heruka 
con la dakini de sabiduría sugiere que, en la tradición tántrica,
 sólo son relevantes los modelos heterosexuales de relación? 
¿Cómo tienen que interpretarse, 
dada la oposición sexual del heruka y la dakini?
Aunque esto se ha de 
explorar detalladamente en estudios futuros,
 es importante anotar que los aspectos de
 cuerpo sutil, visionario, 
y de la esencia de la dakini y 
del heruka no están ligados por
 vínculos sexuales biológicos o inherentemente existentes.
 El género, en el contexto budista, 
se comprende como una construcción de varios factores, 
semejante a la que podemos encontrar 
en los escritos contemporáneos. 

En las presentaciones tibetanas del cuerpo físico, 
se dice que el cuerpo de la mujer está más
 estrechamente asociado a la dakini y 
el del hombre al heruka, 
pero estas asociaciones no se basan en rasgos físicos tangibles.

 Su significado exacto necesita mayor exploración.
Debido a que las cualidades esenciales de
 cada uno de ellos se encuentran especialmente ligadas
 a la naturaleza misma de la mente, 
persisten cier­tas ambigüedades 
con respecto a la manifestación física.
Teniendo en mente estos diversos anhelos, 
ambigüedades y "sospechas", 
elijamos una imagen central 
no personificada de la tradición de la dakini,
 que pueda expresar sucintamente la esencia de su significado.
 El "cálido aliento de las madres dakinis" 
(khandro trólung o khandro khalung) 
expresa las cualidades meditativas más importantes 
mientras adopta asimismo la feminidad simbólica. 

Este cálido aliento es una imagen íntima,
 que se emplea en las tradiciones orales del budis­mo vajrayana y
 que indica enseñanzas y 
prácticas que no están contaminadas por 
intelectualizaciones, disputas o controversias sectarias,
 o rituales demasiado. 
Las enseñanzas tántricas 
se transmiten a través de varios linajes,
pero todos ellos confían en
 la relación personal con un gurú cualificado.
A menudo, la transmisión oral de las enseñanzas
 recibe el nombre de linaje susurrado,
 trans­mitido "de boca a oído", de gurú a discípulo,
en una comunicación íntima y per­sonal. 

El término khalung se refiere al aliento de la boca"
 del gurú que susurra las instrucciones al estudiante;
 trólung significa "cálido aliento", 
mostrando la cua­lidad personal de la comunicación. 
El cálido aliento de la boca se considera tam­bién 
humedecido por la saliva, como vaho o vapor,
lo que indica sus cualidades frescas y vivas: 
la experiencia es siempre nueva y, aun así,
 hay continuidad. 
La comunicación es instrucción en vivo, 
que lleva consigo la continuidad del linaje.
 Se considera que estas enseñanzas y 
practicas que todavía contienen la vitalidad y
 la autenticidad de las prácticas ininterrumpidas de los linajes, 
llevan consigo el cálido aliento de las dakinis",
 invocando la importancia esencial de la relación gurú- discípulo.
Desde esta perspectiva, 
cada palabra del vajrayana es el aliento de la dakini. 
El trasfondo de estas palabras es la AH; 
el dharmata, el aliento vital íntimo de todos los fenómenos.
 
La esencia vital del vajrayana está contenida en la práctica de todos los tantrikas, 
que constantemente realizan la cualidad viva de la continui­dad del linaje. 
La dakini sostiene esta cualidad fresca y viva junto a ella, 
y prote­ge su integridad. 
Su naturaleza similar al espacio (kha) es la esencia del aliento,
 inaprensible como objeto. 

Aun así, cuando se experimenta directamente, 
como el aliento, 
vibra con la vitalidad de la realización. 
Esta inasibilidad viva hace del alien­to
 un objeto ideal de meditación en la práctica budista.
 Mientras que no puede ser limitado o suprimido, 
es tan inmediato y tangible como nuestra propia vida. 
El aliento impregna, 
sostiene y define nuestra existencia. 
No hay limites alrede­dor del aliento pero
 hay una experiencia inmediata e inefable de él.
El aliento también está estrechamente relacionado con 
las tradiciones yóguicas del cuerpo sutil, 
donde el aliento yóguico (prana, lung) 
se mueve energéticamen­te por todo el cuerpo
 a través de los caminos o canales sutiles.

 Este aliento está considerado como la esencia de la vida misma, 
que anima y sostiene a todos los seres sintientes.
 La manifestación exterior de esta energía vital es la inhalación y
.   Se podría decir que la tradición tibetana 
en sí comparte la hermenéutica de Ricoeur,
 pues esta comprensión meditativa, yóguica,
de la dakini constituye su tradición más preciosa y 
esmeradamente protegida. 

Las enseñanzas denominadas con este término 
son las menos amancilladas por la influencia cultural.
 Dzogchen Ponlop Rimpoché, conversación privada, octubre 1997, 
Boulder, Colorado. 
Rimpoché indicó que esta imagen puede proceder
 de la época de Tilopa y Naropa.
la exhalación a través de los orificios nasales. 
A nivel sutil,
 es el movimiento energético del aliento a través de los canales,
 proporcionando la capacidad de sentir la belleza, 
experimentar el sufrimiento emocional, y expresar comprensión. 
Este aliento vital sutil (sog-lung) es la fuente más básica del cuerpo y
 la mente sin­cronizados. 

A veces, 
a la red de canales de aliento en movimiento 
a través del cuerpo-mente se la denomina
 la red de las dakinis (dakini-jala). 
Cuando se habla del cálido aliento de las dakinis, 
el significado interior evoca las prácticas de meditación profunda, 
que despejan los obstáculos mediante el yoga del cuerpo sutil (tsa-lung).
También es importante 
conocer el significado del calor del aliento de la daki­ni. 
Evidentemente, 
el calor se refiere a la intimidad de la comunicación y 
de la prác­tica personal: completamente vivo, fresco y húmedo. 
Pero el calor del aliento, 
en el budismo vajrayana, 
es también la cualidad de la sabiduría.
 Cuando despertamos de repente a nuevos aspectos de la experiencia,
 la sabiduría es a menudo furiosamente caliente, 
consumiendo los oscurecimientos de la emotividad y la con­ceptuación. 
En el yoga del cuerpo sutil, 
este calor se experimenta literalmente como candali (tummo),
 el gozoso calor que abre al practicante a la percepción no con­ceptual. 

También es la cualidad de la sabiduría de la mente 
que destruye los obs­táculos y despierta la realización. 
El cálido aliento de las dakinis es la expresión de
 la licuefacción de la mente conceptual y
 del amanecer de la sabiduría.
Se dice que el cálido aliento de las dakinis 
está presente cuando la mente de sabi­duría del practicante, 
bañada en devoción, 
se encuentra con las bendiciones del lina­je de los seres realizados, 
en la transmisión de las instrucciones orales para la medi­tación.
 Este cálido aliento permanece en la práctica de la meditación,
 proporcionando soporte y alimento al meditador. 
Y prosigue con el despertar de la sabiduría no conceptual. 
Pero el cálido aliento es también una protección,
guardando la moti­vación del meditador 
así como la autenticidad de las enseñanzas. 
Cuando el manto protector de las dakinis está presente, 
la práctica auténtica es continua;
cuando está ausente la práctica puede marchitarse y languidecer. 

Cuando comprendemos la imagen del cálido aliento de las dakinis 
descubrimos la clave de su esencialidad en las tradiciones tántricas,
 en las que la dakini simboliza la subjetividad espiritual del practicante, 
los frutos de la meditación experimentados 
de un modo inmediato y constantemente fresco, 
como el despliegue dinamico de la sabiduría.[..] 
                                                    * Basado en extractos del libro Judith Simmer-Brown.
´